2 de marzo de 2013 | By: Leonardo García.

Espacio Mínimo

He venido a ocultarme
en esta orilla que nombro
donde oscurece         el espectro…

Jorge Enrique Ross



La antología “Espacio Mínimo” Congrega nada menos que a 27 poetas cubanos. Algunos ya muy jóvenes, otros con larga trayectoria en las lides literaria. Cada autor expresa y logra esculpir mediante la palabra su axioma. Mientras otros llegan a elaborar magistralmente sus sofismas. Y como ya es lógico saber, de que cada creador logra seguir distintos caminos, pero con fines y propósitos que logran cruzarse; Para así tributarle a la vida o a la mismísima historia: Una estela de luz o de tiniebla. Como dijo ya el prologuista de esta obra: “Cada poeta escribe cuanto puede y lo eterniza en esa polarización de matices que registra su voz. Quienes se acerquen a las páginas de esta antología hallará, por una parte, a creadores con un estilo propio y preciso, ya que su obra ha tenido resonancia en los medios; y por otra a poetas que solo tendrán el balbuceo, algún atisbo de verso perdurable que el tiempo validará”.

La Antología “Espacio Mínimo” fue Ganadora del Concurso literario “Juan Francisco Manzano”, La Habana Vieja, (2008) que se otorga desde hace Veintisiete años. A continuación algunos textos extraídos de esta obra cubana.

Leonardo García


Espacio Mínimo II
Antología Poética
(2008)


“A mi madre siempre:
por su magisterio”.

Alberto Menéndez Enríquez
(Ciudad de la Habana, 1960)


El Juego de Vivir



En un espacio sin juguetes
se balancea el carrusel
que gira en contra del tiempo.
Los niños pierden sus manías de matarse
con la inocencia de un disparo.
El que muere disimula su cadáver
 y en el momento de la sobrevida
sorprende la muerte del otro,
porque los juegos entrañan
esa dosis de realismo
a prueba de resbalones.
Los niños después mueren de verás,
pero no pierden la inmortalidad
ganada entre risas.
Sólo la muerte es en serio.
Asistimos a un circo
a representar el drama
de nuestra propia existencia,
entre los aplausos que la ceguedad impone,
con la esperanza de un lugar
que no existe más allá del caos.



Oscar Palomo Martínez
(Colón, Matanzas, 1961)



Fiebre


A causa de qué crimen, de qué error
Merezco mi debilidad actual.

Arthur Rimbaud




Y me creyeron rey, rey deshabitado, sumergido en sí mismo
como duende que ahoga sus sueño bajo las blancas críticas de
tiempo. Creí ser rey de aquellos que no desatan sus fuerzas,
que parten a la nada y no encuentra el ojo del vicio, no saben
la línea que define el dorso de sus manos.
Donde estoy, no encuentro espacio frente a mí, no percibo,
no escucho, sólo veo cómo ondulas y navegas sin prisa. Qué
será de esta estatua que huele a lluvia, a polvo, a humus. Será
única o será la sombra de alguien que nunca se desprendió
de sí mismo.

Pienso que salgo de un túnel y pienso qué sería si él. Me
acostumbro a todo y a su vez no soporto todo. No sé donde
estoy, ni dónde ando, ni dónde me refuerzo, ni dónde busco
la luz. Me siento caer y caer y no caigo, permanezco oculto
en un mismo sitio, en una misma nube. Un sitio que ya no
es sitio sino la salida de mi sitio y la entrada de la salida. Así
giro sin girar, queriendo vivir o sobrevivir sobre otra cuerda,
sobre otra grieta, sobre otra fiebre.



Hubert Gil Cambra
(Ciudad de la Habana, 1963)




Hallazgo



Hallará el pez su arrecife
su porción de aire liquido
extraviado en la carnada
y el desfiladero.
Las huellas son de otros.
El pez no merece desmemoria
ni orfandad.
Tras el lento fragor de la asfixia
solo pacta con las mareas
olvida su tiempo en el sueño de la sal
y en su mítico temor al anzuelo.
El pez hallará su arrecife
pero nadie
absolutamente nadie
podrá con su obstinación.



Ramón Elías Laffita
(Baracoa, 1968)




 Matadero



Las reses cruzan la alambrada
con la indiferencia de quien sabe
que no va a morir.
El rancio olor de sus carnes
arrastran multitudes.
Cabizbaja andan las reses
distantes unas de otras.
No cabe duda
de que son los hombres
el límite preciso
entre ellas y el espacio que las reduce.



Víctor Osorio Medina
(Ciudad de la Habana, 1976)




Desconozco



Ese modo visceral de distenderme
contra el muro
toda especie de simulaciones y rituales.
Invoco los perros
en el rompecabezas del portal.
El portal miente.
Escupen y trepo las calles
el saliveo de ciertos pájaros
a la orilla de mar    me envuelve.

Desconozco las larvas.



Leonardo Sarría
(Ciudad de la Habana, 1977)




El Náufrago



De aquel buque imponente
sólo él fue elegido por las aguas
para el retorno.
Más tarde
se le permitirá narrar
la lealtad de su horror
o de sus dioses.
Agradecido bajo el océano
los muertos sienten pena del hombre
que en sueños continúa navegando.



Jorge Enrique Ross
(Ciudad de la Habana, 1983)




Habitable



He venido a ocultarme
en esta orilla que nombro
donde oscurece el espectro
de unas manos huérfanas.
Salmos del polvo
mapa sensorial donde aguarda las miradas.

Sobre esta humedad que convida
refracto la hendidura de tu cuerpo
algo queda en tu vientre:
efímero
arenoso
habitable.


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Nota:
Autores de la Obra “Espacio Mínimo, por la editorial Extramuros, La Habana Vieja, (2008):

Manuela González de los Ríos, Modesto Caballero Ramos, Pedro Oscar Godínez, Luisa Oneida Landín Ramos, María Elena Sablón Ochoa, Alberto Figueras Vidal, Lázaro Zamora Jo, Alberto Menéndez Enríquez, Rolando Toledo Rosabal, Oscar Palomo Martínez, Hubert Gil Cambra, Pedro Lázaro Veloso, Eugenio Rodríguez, Odalys Interián Guerra, Ramón Elías Laffita, Luis Alfredo Vaillant Rebollar, Irasema Cruz Bolaños, María del Carmen Sanabria, Johannes Luis González Guevara, Víctor Osorio Medina, Maykel Peneque, Leonardo Sarria, Osmán avilés, Josué David Sánchez Coto, Jorge Enrique Ross, Yodalis Ruíz Llanes.

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