“Los revolucionarios de corte marxista son muy
críticos; pero su propósito es crear una sociedad
totalmente acrítica”.
/ Rafael Cadenas /
Rafael
Cadenas
(Lara,
1930)
Rafael Cadenas (Barquisimeto –
Venezuela, 1930) Poeta, ensayista, traductor, catedrático y profesor Universitario.
Perteneció al Grupo «Tabla Redonda» al
principio de la década de los años Sesenta. Recibió la Beca Guggenheim, 1986. Aún
sigue siendo uno de los más Importantes Poetas Venezolanos y de Hispanoamérica.
Entre sus obras destacan: Una Isla, (1958); Los Cuadernos del destierro, (1960
- 2001); Derrotas, (1963) [Poema publicado en el Clarín]; Falsas Maniobras, (1966);
Intemperie, (1977); Amante, (1983); Dichos, (1992); Poemas Selecto, (bid &
co. editor, 2004, 2006, 2009); El Taller de al Lado, (2005) y Sobre Abierto, (2012).
Premios Otorgados: Ensayo de CONAC (1984); Premio Nacional de Literatura,
Mención Poesía (1985); Premio San Juan de la Cruz, (1992); Premio Internacional
de Poesía «Juan Antonio Pérez Bonalde» (1992); Doctorado Honoris Causa de la
ULA, (2001); Doctorado «Honoris Causa» de la Universidad Central de Venezuela
(2005); y El premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, (2009). Es el único
Poeta Venezolano —hasta los momentos— en recibir este galardón.
Dichos
- Otros Dichos
y
nuevos Dichos
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Trata de que tu mirada sea libre.
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Nada más parecido a las monarquías absolutas que
los regímenes comunistas.
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Primero exaltan la historia, después se autoproclaman
sus elegidos.
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No me arrastrarás a tu guerra.
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La enfermedad infantil del comunismo es el
comunismo.
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Socialismo bolivariano: estridente oxímoron.
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Comunismo
democrático: animal de la zoología
fantástica.
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Su cultura no le impedía servir a un dictador.
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La incultura cría dictadores.
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La enfermedad infantil del comunismo es el
comunismo.
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Tú creas la voz; pero ella también te crea.
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Cuando nada pedimos, el mundo destella.
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Sólo el niño ve brillar el barro.
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El ver, sin teñir, nos despoja.
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Nada es nuestro.
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La esfinge siempre nos cita.
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Hay una ciudad llamada Tirana. Muchas otras merecen
ese nombre. Cuáles, sería una pregunta pertinente.
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Los revolucionarios se proponen liberar a los seres
humanos y comienzan por privarlos de libertad.
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Si discutes con un fanático, también eres loco.
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Cuántas utopías derrumbadas. Eso te abrió los ojos.
Agradécelo.
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La poesía no
tiene residencia fija, por eso es difícil
dar con ella.
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Aceptar la idea
de nación es aceptar la idea de
guerra.
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Hablo desde la cárcel que tú también conoces. Pero,
¿qué pasa si la aceptamos? ¿No se vuelve albergue?
¿No se une a nosotros para formar un ser real?
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Todas las doctrinas quieren poner en una horma
al hombre.
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No se puede
escribir cosa valedera sin haber estado
en el
infierno.
Poema «Derrota»
Yo que no he tenido
nunca un oficio
que ante todo
competidor me he sentido débil
que perdí los
mejores títulos para la vida
que apenas llego a
un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme
es una solución)
que he sido negado
anticipadamente y escarnecido por los más aptos
que me arrimo a las
paredes para no caer del todo
que soy objeto de
risa para mí mismo
que creí que mi
padre era eterno
que he sido
humillado por profesores de literatura
que un día pregunté
en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada
que no podré nunca
formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida
que he sido
abandonado por muchas personas porque casi no hablo
que tengo vergüenza
por actos que no he cometido
que poco me ha
faltado para echar a correr por la calle
que he perdido un
centro que nunca tuve
que me he vuelto el
hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo
que no encontraré
nunca quién me soporte
que fui preterido en
aras de personas más miserables que yo
que seguiré toda la
vida así y que el año entrante seré muchas veces
más burlado en mi ridícula ambición
que estoy cansado de
recibir consejos de otros más aletargados que yo
("Ud. es muy quedado, avíspese despierte")
que nunca podré
viajar a la India
que he recibido
favores sin dar nada a cambio
que ando por la
ciudad de un lado a otro como una pluma
que me dejo llevar
por los otros
que no tengo
personalidad ni quiero tenerla
que todo el día tapo
mi rebelión
que no me he ido a
las guerrillas
que no he hecho nada
por mi pueblo
que no soy de las
FALN y me desespero por todas esas cosas y por otras
cuya enumeración sería interminable
que no puedo salir
de mi prisión
que he sido dado de
baja en todas partes por inútil
que en realidad no
he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno
que me niego a
reconocer los hechos
que siempre babeo
sobre mi historia
que soy imbécil y
más que imbécil de nacimiento
que perdí el hilo
del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo
que no lloro cuando
siento deseos de hacerlo
que llego tarde a
todo
que he sido
arruinado por tantas marchas y contramarchas
que ansío la
inmovilidad perfecta y la prisa impecable
que no soy lo que
soy ni lo que no soy
que a pesar de todo
tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas
haya sido humilde
hasta igualarme a las piedras
que he vivido quince
años en el mismo círculo
que me creí
predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado
que nunca usaré
corbata
que no encuentro mi
cuerpo
que he percibido por
relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme,
barrer todo y crear de mi indolencia, mi
flotación,
mi extravío una frescura nueva, y
obstinadamente
me suicido al
alcance de la mano
me levantaré del
suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros
y de mí hasta el día del juicio final.
Vídeo / Rafael Cadenas