20 de junio de 2015 | By: Leonardo García.

Rafael Cadenas / X

“Los revolucionarios de corte marxista son muy
críticos; pero su propósito es crear una sociedad
totalmente acrítica”.

/ Rafael Cadenas /

Rafael Cadenas
(Lara, 1930)


Rafael Cadenas (Barquisimeto – Venezuela, 1930) Poeta, ensayista, traductor, catedrático y profesor Universitario.  Perteneció al Grupo «Tabla Redonda» al principio de la década de los años Sesenta. Recibió la Beca Guggenheim, 1986. Aún sigue siendo uno de los más Importantes Poetas Venezolanos y de Hispanoamérica. Entre sus obras destacan: Una Isla, (1958); Los Cuadernos del destierro, (1960 - 2001); Derrotas, (1963) [Poema publicado en el Clarín]; Falsas Maniobras, (1966); Intemperie, (1977); Amante, (1983); Dichos, (1992); Poemas Selecto, (bid & co. editor, 2004, 2006, 2009); El Taller de al Lado, (2005) y Sobre Abierto, (2012). Premios Otorgados: Ensayo de CONAC (1984); Premio Nacional de Literatura, Mención Poesía (1985); Premio San Juan de la Cruz, (1992); Premio Internacional de Poesía «Juan Antonio Pérez Bonalde» (1992); Doctorado Honoris Causa de la ULA, (2001); Doctorado «Honoris Causa» de la Universidad Central de Venezuela (2005); y El premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, (2009). Es el único Poeta Venezolano —hasta los momentos— en recibir este galardón.


  Dichos - Otros Dichos
y nuevos Dichos

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Trata de que tu mirada sea libre.


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Nada más parecido a las monarquías absolutas que
los regímenes comunistas.


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Primero exaltan la historia, después se autoproclaman
sus elegidos.


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No me arrastrarás a tu guerra.


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La enfermedad infantil del comunismo es el
comunismo.


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Socialismo bolivariano: estridente oxímoron.


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Comunismo democrático: animal de la zoología
fantástica.


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Su cultura no le impedía servir a un dictador.


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La incultura cría dictadores.


***
La enfermedad infantil del comunismo es el
comunismo.


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Tú creas la voz; pero ella también te crea.


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Cuando nada pedimos, el mundo destella.

  
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Sólo el niño ve brillar el barro.


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El ver, sin teñir, nos despoja.


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Nada es nuestro.


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La esfinge siempre nos cita.


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Hay una ciudad llamada Tirana. Muchas otras merecen
ese nombre. Cuáles, sería una pregunta pertinente.


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Los revolucionarios se proponen liberar a los seres
humanos y comienzan por privarlos de libertad.


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Si discutes con un fanático, también eres loco.

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Cuántas utopías derrumbadas. Eso te abrió los ojos.
Agradécelo.


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La poesía no tiene residencia fija, por eso es difícil
dar con ella.


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Aceptar la idea de nación es aceptar la idea de
guerra.


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Hablo desde la cárcel que tú también conoces. Pero,
¿qué pasa si la aceptamos? ¿No se vuelve albergue?
¿No se une a nosotros para formar un ser real?


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Todas las doctrinas quieren poner en una horma
al hombre.


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No se puede escribir cosa valedera sin haber estado
en el infierno.


Poema «Derrota»

Yo que no he tenido nunca un oficio
que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme
                                                                                                   es una solución)
que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos
que me arrimo a las paredes para no caer del todo
que soy objeto de risa para mí mismo
que creí que mi padre era eterno
que he sido humillado por profesores de literatura
que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada
que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida
que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo
que tengo vergüenza por actos que no he cometido
que poco me ha faltado para echar a correr por la calle
que he perdido un centro que nunca tuve
que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo
que no encontraré nunca quién me soporte
que fui preterido en aras de personas más miserables que yo
que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces
                                                                   más burlado en mi ridícula ambición
que estoy cansado de recibir consejos de otros más aletargados que yo
                                                         ("Ud. es muy quedado, avíspese despierte")
que nunca podré viajar a la India
que he recibido favores sin dar nada a cambio
que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma
que me dejo llevar por los otros
que no tengo personalidad ni quiero tenerla
que todo el día tapo mi rebelión
que no me he ido a las guerrillas
que no he hecho nada por mi pueblo
que no soy de las FALN y me desespero por todas esas cosas y por otras
                                                           cuya enumeración sería interminable
que no puedo salir de mi prisión
que he sido dado de baja en todas partes por inútil
que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno
que me niego a reconocer los hechos
que siempre babeo sobre mi historia
que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento
que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo
que no lloro cuando siento deseos de hacerlo
que llego tarde a todo
que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas
que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable
que no soy lo que soy ni lo que no soy
que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas
haya sido humilde hasta igualarme a las piedras
que he vivido quince años en el mismo círculo
que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado
que nunca usaré corbata
que no encuentro mi cuerpo
que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme,
 barrer todo y crear de mi indolencia, mi flotación,
 mi extravío una frescura nueva, y obstinadamente
me suicido al alcance de la mano
me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros
y de mí hasta el día del juicio final.

Vídeo / Rafael Cadenas