9 de junio de 2012 | By: Leonardo García.

Alejandra Pizarnik

 “Qué máscara usaré cuando emerja de la sombra”.


Alejandra Pizarnik escritora y poeta, nacida en Buenos aires-Argentina, el 29 de abril 1936. De padres emigrantes judíos rusos. Alejandra publicó sus primeros poemas cuando apenas contaba con Veinte años. A comienzo de la década de los sesenta, vivió unos años en parís, donde entabló amistad con André Pieyre de Mandiargues, Octavio Paz, Julio Cortázar y Rosa Chacel. De regreso a Buenos Aires, pasó el resto de su vida dedicada a escribir. Sus obras más importantes son: Las Tierra Más Ajena 1955; La Última Inocencia 1956; Las Aventuras Perdidas 1958; Árbol de Diana 1962;  Los trabajos y las Noches 1965; Extracción de la Piedra de Locura 1968 y El Infierno Musical 1971. Murió en Buenos aires el 25 de septiembre de 1972.




A continuación, uno de los textos titulado: “Un Jardín” del libro inconcluso: “Textos de sombras”


Textos de Sombras

Un Jardín


Pido el silencio.
Mi historia es larga y triste como la cabellera de Ofelia.

Es un jardín dibujado en mi cuaderno. Madrugada. Instante desgarrado
en que la luz es tentación y promesa porque algo ha muerto,
la noche.

-Sólo quería ver el jardín.
-Soy mi propio espectro.
-No hay que jugar al espectro porque se llega a serlo.
-¿Sos real?
-La imagen de un corazón que encierra la imagen de un jardín
Por el que voy llorando.
-Ils jouent la pièce en ètranger.
(Juegan la pieza como un extraño)
-Sinto o mundo chorar como lingua estrangeira.
(Lloro por el mundo como lengua extranjera)
-Das ganze verkehrte Wesen fort.
(El sistema en su conjunto en posición invertida sobre)
-Another calling: my own words coming back…
(Otra llamada: mis propias Palabras a volver…)

Sólo buscaba un lugar más o menos propicio para vivir,
quiero decir: un sitio pequeño en donde cantar y poder llorar
tranquila a veces. En verdad no quería una casa; Sombra quería un jardín.
-Sólo vine a ver el jardín –dijo.
Pero cada vez que visitaba un jardín comprobaba que no era el que buscaba,
el que quería. Era como hablar o escribir. Después de hablar o de escribir
Siempre tenía que explicar:
-No, no es eso lo que yo quería decir.
Y lo peor es que también el silencio la traicionaba.
-Es porque el silencio no existe –dijo.
El jardín, las voces, la escritura, el silencio.
-No hago otra cosa que buscar y no encontrar. Así pierdo las noches.
Sintió que era culpable de algo grave.
-Yo creo en las noches –dijo.
A lo cual no supo responderse: sintió que le clavaban una flor azul
En el pensamiento con el fin de que no siguiera el curso de su discurso
Hasta el fondo.

-Es porque el fondo no existe –dijo.
La flor azul se abrió en su mente. Vio palabras como pequeñas piedras
diseminadas en el espacio negro de la noche. Luego,
pasó un cisne con rueditas con un gran moño rojo en el interrogativo cuello.
Una niñita que se le parecía montaba al cisne.
-Esa niñita fui yo –dijo Sombra.

Sombra está desconcertada. Se dice que, en verdad trabaja demasiado
Desde que murió Sombra.  Todo es pretexto para ser un pretexto,
Pensó Sombra asombrada.


Ahora la Autora del Infierno Musical, dice: "Ampáralo niña ciega de alma
Ponle tus cabellos escarchados por el fuego"


A la Espera de la Oscuridad

Ese instante que no se olvida
Tan vacío devuelto por la sombras
Tan vacío rechazado por los relojes
Ese pobre instante adoptado por mi ternura
Desnudo desnudo de sangre de alas
Sin ojos para recordar angustias de antaño
Sin labios para recoger el zumo de las violencias
Perdidas en el canto de los helados campanarios.

Ampáralo niña ciega de alma
Ponle tus cabellos escarchados por el fuego
Abrázalo pequeña estatua de terror

Señálale el mundo convulsionado a tus pies
A tus pies donde mueren las golondrinas
Tiritantes de pavor frente al futuro
Dile que los suspiros del mar
Humedecen las únicas palabras
Por las que valen vivir.

Pero ese instante sudoroso de nada
Acurrucado en la cueva del destino
Sin manos para decir nunca
Sin manos para regalar mariposas
A los niños muertos.



Concluimos con los siguientes poemas titulados: “Te hablo”, “La Mesa Verde” y breves poemas.


Te Hablo


Estoy con pavura.
Hame sobrevenido lo que más temía.
no estoy en dificultad:
estoy en no poder más.

No abandoné el vacío ni el desierto
vivo en peligro.

Tu canto no me ayuda.
Cada vez más tenazas,
más miedos,
Más sombras negras.


La Mesa Verde


***
Me alimento de música y de agua negra.
Soy tu niña calcinada
Por un sueño implacable.


***
En la noche
Un espejo para la pequeña muerta
Un espejo de cenizas



***
Bosque musical
Los pájaros dibujaban en mis ojos
Pequeñas jaulas



***
Yo canto.
No es invocación.
Sólo nombres que regresan.
 "Poesía completa"

de la editorial LUMEN. 




Nota:
Los textos fueron extraídos del libro "Poesía completa" de la editorial LUMEN.
a cargo de Ana Becciú. A continuación un vídeo documental sobre la poetisa sureña, bajado del portal web youtube.com. espero que el vídeo sea de su agrado.