“Yo seré el que regresa
… tendré tatuado el ruido de la sombra
y el silencio que dejan las batallas”.
Waldo Leyva Escritor, poeta,
narrador, ensayista, promotor cultural, profesor universitario, Periodista y
actor. Nacido el 16 de mayo de 1943, en Remates de Ariosa, Remedios, antigua
provincia de Las Villas que ahora pertenece a la provincia de Villa Clara, cuba.
Entre sus títulos destacan: De la ciudad
y sus héroes, (1974); Desde el este de Angola, (1976); Con mucha piel de gente,
(1983); El polvo de los caminos, (1984); Diálogo de uno (1990); El rasguño de
la piedra, (1995); Memoria del porvenir, (1999); El dardo y la Manzana, (2000);
Perdono al porvenir, (2004); Agradezco la noche, (2006); y De la máscara y la
voz (2006). Ganador del X Premio Casa América de poesía americana.
Waldo Leyva
Ganador de la IV edición del Premio Internacional
de Poesía “Víctor Valera Mora”
con el Libro:
“Cuando el cristal no reproduce el
rostro”
Antología poética publicada en España.
Los Signos del
Comienzo
(1967- 2006)
La Distancia y
el tiempo
(2006)
Odiseo
No puedo asegurar si
estoy partiendo
o si he llegado al
fin donde quería.
El olor de la tierra
es familiar,
no me resulta
extraño el árbol,
ni la garganta
migratoria de los pájaros.
Los espejos de agua
me devuelven un
rostro indescifrable.
¿Alguien me vio
partir?
¿alguien me espera?
En la memoria del
provenir
yo seré el que
regresa,
y en la piel, junto
al salitre
y ciertas mordeduras
incurables,
tendré tatuado el
ruido de la sombra
y el silencio que
dejan las batallas.
Agradezco la
noche
(2006)
Disyuntivas
En esta tarde de
noviembre
siento ajena la
casa,
desconozco el rumbo
de las puertas.
¿Quién está en mi
cama?
El agua corta como
un cuchillo.
¿Quién es ese bufón
que tiene mi rostro en el espejo?
¿Qué hago yo aquí?
Si salgo,
desaparecerán las puertas.
Los
signos del comienzo
¿Soy el que grita
desde la oscuridad?
La lluvia convierte
en río la ladera del monte
El agua quiere
descubrir la roca del origen,
mostrar la aridez de
la montaña,
borrar su fertilidad
fingida.
¿Mi grito viene de
esas soledades?
Sobre la piedra
limpia no hay gérmenes
ni es posible el
vuelo de los pájaros.
Dados
Alguien puso los
dados
en mi mano
Y espera que lo
lance;
Confía que un golpe
de suerte
Lo pondrá frente a
frente con su espejo.
Yo no pedí los
dados,
Ignoro el signo de
la cifras,
Desconozco los
múltiples rostros del azar.
Dos cubos rondando
sobre un tapete verde
Indicando el
guarismo de la muerte.
El que puso los
dados en mis manos,
Vengan por ellos.
Los echaré a rodar, pero
hacia arriba.
Azar
I
Hay barajas marcadas
al fondo del
estanque.
Yo vengo
de donde todo fue
transparente
hasta que el hombre
descubrió
la alquimia de la
sombra.
El camino es el
mismo
pero cada peregrino
lo inaugura.
Con un golpe de
dados
viene el viento del
sur.
En la arena hay
medusas,
piedras
fosforescentes,
lunas rastreras.
¿Quién baraja los
naipes?
¿Quien le puso
colmillos a la noche?
Azar
II
(el mago)
Temo encontrar la
carta.
La espuela del gavilán
herirá de muerte el
canto de mi gallo.
Cuando el viento
disperse las barajas,
ese único naipe
quedará detenido
sosteniendo mi mano
intemporal.
Todos saben su
signo,
sólo yo ignoro si es
la sota
o el As de corazones
o tal vez aquel
jóker de la muerte
el frágil comodín
que me faltaba.
Nota:
Los textos fueron extraídos de la antología llamada “Los signos del
comienzo, (1967 – 2006), de la editorial Monteávila editores – Venezuela. De la
colección “Altazor”. a continuación un Vídeo sobre el poeta cubano.