…Y la nube que tomó la
forma
(Cuando el resto del
cielo era azul)
de un demonio ante mi
vista.
Edgar Allan Poe (escritor, poeta,
periodista y crítico. Nacido en Boston-Estados Unidos de América en
1809-1849). Renovador de la novela
gótica y creador de los relatos detectivesco. Entre sus obras más destacadas
figuran: La carta robada; La caída de la casa Usher; El pozo y el péndulo; El
entierro prematuro; El gato negro; La Máscara de la Muerte roja; El tonel de Amontillado;
El retrato Oval; La caja Oblonga; El corazón delator; Legeia; Sombra; Silencio;
El Hombre de la multitud; Conversación con una Momia; El escarabajo de Oro; La
verdad sobre el caso del Señor Valdemar; Los Asesinatos de la calle Morgue;
Manuscrito hallado en una botella y el Cuervo.
Edgar
Allan Poe
Espíritus de los muertos
(Fragmentos)
I
Tu alma se encontrará a sí misma sola
En medio de los pensamientos oscuros de
La piedra gris de la tumba,
Nadie, en toda la multitud, espía
Dentro de tu hora de retiro.
II
Sé silencioso en esa soledad
que no es tristeza de aislamiento, porque
Entonces
Los espíritus de los muertos que tuvieron
en la vida antes
que tú, están otra vez
En la muerte alrededor de ti; y su voluntad
Te eclipsará: quédate quieto.
Tierra de Hadas
Valles oscuros y ciénagas sombrías,
y bosques lóbregos,
cuyas formas no podemos descubrir
por las lágrimas que vierten por doquier.
Lunas inmensas allí crecen y menguan,
Otra vez, otra vez, otra vez,
en cada momento de la noche,
eternamente cambiando de lugar,
y matan la luz de la estrella
con el aliento de sus rostros pálidos.
Cerca de las doce por el reloj lunar
una más membranosa que el resto
(una clase que, en un juicio
Hallaron que era la mejor)
Baja, aún más abajo y más abajo,
con su centro sobre la corona
de la cima de una montaña,
Mientras sus ancha circunferencia
cae en simples cortinajes,
sobre villorios, sobre pasillos,
Dondequiera que pueda estar,
encima de los bosques extraños, encima
del mar.
Encima de los espíritus sobre el ala,
encima de cada cosa somnolienta,
y la sepulta completamente,
en un laberinto de luz,
Y entonces, ¡qué profunda! ¡Oh, profunda!
en la pasión de su sueño.
En la mañana se levantan
y su envoltura lunar
se está remontando por los cielos
con las tempestades cuando se agitan
como casi cualquier cosa
o un albatros amarillo.
No usan más esa luna
para el mismo fin que antes,
A saber, una tienda,
¡lo cual creo extravagante:
Sus átomos, sin embargo,
se dispersan en una lluvia,
de la cual aquellas mariposas,
De la tierra, que buscan los cielos,
-Y así bajan otra vez,
(¡Cosas nunca contentas!)-
Han traído un ejemplar
Sobre sus alas trémulas.
Solo
Desde el tiempo de mi infancia no he sido
como otros eran, no he visto
como otros veían, no pude traer
Mis pasiones de una simple primavera.
De la misma fuente no he tomado
Mi pesar, no podría despertar
mi corazón al júbilo con el mismo tono;
Y todo lo que amé, yo lo amé solo.
Entonces –en mi
infancia- en el alba
de la vida más tempestuosa, se sacó
de cada profundidad de lo bueno y malo
el misterio que todavía me ata:
Del torrente, o la fuente,
del risco rojo de la montaña,
del sol que giraba alrededor de mí
en su otoño teñido de oro,
Del rayo en el cielo
cuando pasaba volando cerca de mí,
del trueno y la tormenta,
Y la nube que tomó la forma
(Cuando el resto del cielo era azul)
de un demonio ante mi vista.
Nota:
Los textos fueron
extraídos de la antología poética Edgar Allan Poe. De la editorial Astri, S.A.
Traducción “Marcela Testadiferro”.
Edgar
Allan Poe
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