31 de julio de 2013 | By: Leonardo García.

Tribulaciones en otoño y un puente sobre las aguas

“Tú no tienes un rostro para darme
encontraste la trampa
después de la caída del cordero
Un abismo se levanta ante ti
un golpe de aguas más arriba
anunciará tu muerte"


Alejandro Ponce
(Manzanillo, 1974)



Tribulaciones en otoño y un puente

sobre las aguas


(José Lezama Lima)
para Manolo García V.
—escuchando a Simon & Garfunkel




Ya no serás sino la superficie turbulenta
donde ni siquiera advierto
las señales dejadas por el insomnio
No serás lo que por sospecha se oculta
en el trayecto tambaleante de mi existencia
Desde mí sólo intento conversar
hacia el otro lado de los riscos
y me responden con una gritería atroz
con un sobresalto
y un deseo huidizo que no sé esconder
En medio de las aguas congeladas o hirvientes*
yo te busco
Aquí pudiera parecernos más amable
pero soy el proscrito el condenado que atraviesa
noche a noche el trunco maderamen
los mansos tablones sucesivamente ordenados
para el paso de los reyes sin trono del domingo
jamás de jueves pasando al mediodía
cuando a lo lejos veo venir los camelleros
con su sed de vísceras
y su contrabando de vergüenza y piedras pulidas
Quisieras pero se hace inútil
Tú no tienes un rostro para darme
encontraste la trampa
después de la caída del cordero
Un abismo se levanta ante ti
un golpe de aguas más arriba
anunciará tu muerte
un abismo es la certeza de que alguien espera
Al otro lado entre el humo y las luces de neón
te están esperando
te llaman desde el hogar de la memoria
desde este lado de los riscos te llamo
eres el fragmento el silencio impedido
la gritería
A este vacío en la palabra pregunto:
¿Por qué no dejas pasar rumbo a ninguna parte
mi abandono?
Te he sobornado con la promesa
de que en tu noche
—no importan el cómo ni el cuándo
atravesará tus dominados senderos
acompañando al fantasma de un tal Mazzantini
el indecible escualo
(monstruo preferido de Lautréamont)
con las fauces abiertas
—no me culpes hasta que puedas descubrir
la silueta del marinero
grabada indeleble en las pupilas del pez
cuando emerge del animal
su lomo plateado entre la espuma—
Con promesas como estas te he sobornado
y también con una caravana de plañideras
camino al Gólgota
para acabar con la paciencia
de no sé qué velatorio
Yo compro tu libertad
te condeno a ser un puente en ese párpado
que resume desde los acantilados
los gritos de la noche
cual estruendo de escombros y música
cayendo imperturbable
sobre las arboladuras de mis navíos
Yo te compro con la agonía y el pánico
que es juntar dos orillas
y con el destino de tus sombras
—encajadas en el agua— más perversas.   



* José Lezama Lima



Nota:
Texto Extraído del libro "Las Calmas Aparentes".
Portada del libro:
Las Calmas Aparentes

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