6 de julio de 2012 | By: Leonardo García.

Arthur Rimbaud

El Gran Maldito

"…!Ah, eso! El reloj de la vida se acaba de detener. Ya no estoy en el mundo. La teología es seria, el infierno está seguramente abajo, y el cielo arriba. Éxtasis, pesadilla, sueño en un hilo de llamas”.

Abriendo esta décima tercera entrada del Blog, con una de las frases del Impecable Poeta Francés "Arthur Rimbaud". Cuya vida y obra poética fueron Meteórica y arrasadoras. con un impresionable dominio de lo que era la poesía y sus inexorables abismos.  Tanto así, que el autor dice: “Hubo primero un estudio. Yo escribía silencios, noches, tomaba notas de lo inexpresable. Domaba vértigos”.

Arthur Rimbaud poeta y narrador. nacido en Charleville-Mézières (Francia) el 20 de octubre de 1854. Se le considera por muchos como uno de los más grandes poetas en la historia de la poesía francesa y del mundo. Entre sus obras más destacadas figuran: Una temporada en el infierno, (1873); Las Iluminaciones, (1886) entre otros textos que fueron recogidos y publicados en su debido momento.


(1854-1891)

Textos Poéticos

El Espíritu

Traducción: Alberto Manzano

Eternas ondinas,
dividid el agua fina.
Venus, hermana del azur,
esparce la marea pura.

Judíos errantes de noruega,
habladme de la nieve.
Queridos exiliados antiguos,
habladme del mar.

Yo. -no, basta de esas bebidas puras
de esas flores de agua para vasos;
ni leyendas ni figuras
me calmarán la sed;

Coplero, tu ahijada
es mi sed tan loca
hidra íntima sin morros
que mina y desola.



Joven Matrimonio

Traducción: Alberto Manzano

La habitación está abierta al cielo azul-turquí;
no queda espacio: ¡cofres y arcones!
afuera el muro está lleno de aristoloquias
en las que vibran las encías de los diablillos.

¡Sin dudas son intrigas de genios
ese gasto y desórdenes vanos!
es la hada africana la que facilita
la mora, y las redecillas en los rincones.

Entran varios, madrinas descontentas
en palmos de luz en los armarios,
¡y se quedan! El matrimonio se ausenta
poco serios, y no ocurre nada.

El marido tiene al viento en su contra
durante su ausencia, aquí, todo el rato.
incluso los espíritus de las aguas, malhechores
entran a vagar por las esferas de la alcoba.

La noche, la amiga ¡oh! La luna de miel
conquistará sus sonrisas y llenará
con mil cintas de cobre el cielo.
después tendrán que ocuparse de la rata maligna.

-Si no llegara un fuego locuelo lívido,
como un tiro de fusil, tras las vísperas.
-¡oh espectros santos y blancos de Belén,
encantad primero el azul de su ventana!

27 de junio 1872


Los Sentados


Traducción: Alberto Manzano

Negros de lupias, picados de viruelas, los ojos cercados de anillos
verdes, sus dedos tumorosos crispados en sus fémures,
el sincipucio chapeado de hurañidades vagas
como afloraciones leprosas de viejos muros;

Han injertado en amores epilépticos
su fantástica osamenta en los grandes esqueletos negros
de su silla; sus pies de barrotes raquíticos
¡se entrelazan mañanas y tardes!

Esos viejos siempre han hecho trenza con sus asientos,
sintiendo los soles vivos percalizar su piel,
o los ojos en el cristal donde se marchitan las nieves,
temblando con el temblor doloroso del sapo.

Y los asientos tienen atenciones con ellos: culera oscura,
la paja cede a los ángulos de sus riñones;
el alma de los viejos soles se enciende, fajada
en esas trenzas de espigas en la que fermentaron los granos.

Y los sentados, rodillas a los dientes, verdes pianistas,
los diez dedos bajo su asiento con rumores de tambor,
se escuchan chapotear barcarolas tristes,
y sus cabezotas van en balanceos de amor.

¡Oh! ¡no les hagáis levantar! Es el naufragio…
emergen, gruñendo como gatos apaleados,
abriendo lentamente sus omoplatos, ¡oh rabia!
todos sus pantalones hinchados en sus riñones abotagados.

Y vosotros los escucháis, golpeando sus cabezas calvas
en los muros oscuros, chapeando y chapeando sus pies torcidos
¡y sus botones del traje son pupilas salvajes
que os clavan la mirada desde el fondo de los pasillos!

Además, tienen una mano invisible que mata:
en el ángulo, su mirada filtra ese veneno negro
que carga con la mirada sufrida de la perra apaleada,
y sudáis, apresados en su atroz embudo.
Sentados de nuevo, los puños ahogados en sucios puños,
piensa en los que le han hecho levantar
y, de la aurora a la noche, racimos de amígdalas
bajo sus mentones endebles se agitan hasta reventar.

Cuando el austero sueño ha bajado sus viseras,
sueñan sobre sus brazos de asientos fecundados,
verdaderos amorcitos de sillas en hilera
por las que grandes oficinas serán cercadas.

Flores de tintas arrojando polen en comas
los acunan, a lo largo de cálices acurrucados
tales como en el filo de los gladiolos el vuelo de libélulas
-y su miembro se excita en las barbas de las espigas.



(1943)

Corchero Borracho

Traducción: Alberto Manzano

Puerco
bebe:
Nácar
Ve:

Acre
Ley
Simón
¡cae!

Mujer
Cae,
Lomo

Sangra:
Gime,
¡clama!

A.R.


Joven tragón

Traducción: Alberto Manzano


Gorra
de muaré
picha
de marfil,

lavabo
muy negro
Paul atisba
El armario,

Proyecta
Lengüeta
Sobre cabeza,

Se apresta
Varilla,
Y diarrea.

A.R.


(1873)

Delirios II
Alquimia del Verbo


“Ahora estoy Maldito, tengo Horror de la patria”


Hambre


Versión I
Traducción: Nicolás Suescún


Ahora ya no me gustan
sino la tierra y las piedras,
mi almuerzo es siempre de aire,
de rocas, carbones y hierro.

Gire, hambres mías, pasten
hambres en el prado sonoro.
Atraigan el alegre veneno
de las enredaderas.

Cómanse los guijarros que rompemos,
las viejas piedras de las iglesias,
las lajas de los viejos diluvios,
panes sembrados en los grises valles.

Aullaba el lobo bajo las hojas
y escupía las bellas plumas
de su merienda de aves:
como él yo me consumo.

Las verduras, las frutas
sólo esperan las cosechas;
pero la araña del seto
no come sino violetas.

¡Que me duerma!  Que hierva
en los altares de salomón.
El caldo corre en la herrumbre
y se mezcla con el Cedrón.


Fiestas del Hambre

Versión II
Traducción: Alberto Manzano


Mi hambre, Ana, Ana
huye sobre tu asno.

Si tengo “gusto”, es apenas
por la tierra y las piedras.
¡Dinn! ¡dinn! ¡dinn! ¡dinn! Comamos el aire,
la roca, los carbones, el hierro.

Mis hambres, girad. Paced, hambres,
¡en el prado de los sonidos!
traed el alegre veneno
de las campanillas;

¡Comed
las piedras que un pobre rompe,
las viejas piedras de iglesia,
los guijarros, hilos de los diluvios,
panes tendidos en los valles grises!

Mis hambres, son los cabos del aire negro;
el azul sonoro;
-Es el estómago que me tira,
en la desgracia.

¡Sobre la piedra han aparecido las hojas
voy a los carros de fruto de bledos.
en el seno del surco recojo
la dulceta y la violeta.

Mi hambre, Ana, Ana
huye sobre tu asno.

Agosto 1872


(1886)

Marina
Traducción: Nicolás Suescún

Las carrozas de plata y de cobre.
Las proas de acero y plata
baten la espuma,
levantan las raíces de las zarzas.
Las corrientes de la landa,
y las huellas inmensas del reflujo
fluyen circularmente hacia el este,
hacia las columnas del bosque,
hacia los troncos del muelle,
cuyo ángulo golpean remolinos de luz.




Nota:
Los textos fueron extraídos de los libros: “Obras Escogidas” de la editorial: edicomunicación. S.A. de la colección Crisol. Y de la obra Arthur Rimbaud: Una temporada en el infierno, Iluminaciones y El barco ebrio, de la editorial alfaguara. a continuación un vídeo documental sobre el poeta, bajado de la página Youtube.com.



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